EL EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA
En las versiones de la vida de Jesús aparece la Magdalena con
distintos grados de intimidad. Más allá de los indicios sobre una posible
relación amorosa, se refleja en ella un vínculo de lealtad.
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por FRANCISCO GARCIA BAZAN
Fuente: Clarin Ñ 482 – Sábado 22 de Diciembre 2012 – Pág.10 y 11
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Como la iconografía represento a María Magdalena
Las
noticias más antiguas sobre la enigmática figura de María la Magdalena
provienen de los Evangelios canónicos. A partir de las informaciones de los
Evangelios de Juan, Marcos y Mateo se deduce que el adjetivo toponímico de
María, procede de Migdal o Magdala, una próspera localidad de Galilea a orillas del lago Genesaret, entre Tiberíades y Cafarnaún. Es el nombre que aparece con frecuencia en el grupo de mujeres que seguían y atendían al Nazareo. Se trata de una mujer a la que el Maestro distinguía dentro del número de sus acompañantes y a quien también le correspondió el privilegio de ser la primer testigo de las apariciones de Jesús Resucitado.
Si
estas informaciones aludidas figuran distribuidas en las páginas de los tres evangelios
mencionados, el relato de san Lucas es más limitado, pero encierra también sugerencias
incisivas para la pesquisa historio gráfica. Este evangelista, lacónica, pero
convincentemente, expresa: "Jesús iba por ciudades y pueblos proclamando y
anunciando el Reino de Dios; le
acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de
espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían
salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes,
Susana y otras muchas que les servían con sus bienes" (Le 8, 1-3). No hay otros
datos. Pero casi al final del Evangelio y en el contexto de las apariciones del Resucitado, Lucas otra vez, sucintamente, pone de relieve a la
sanada María cuando las mujeres, las primeras cronológicamente, anuncian la
resurrección de Jesús: "Regresando del sepulcro anunciaron todas estas cosas
a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran
María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con
ellas. Pero todas estas, palabras les pare dan como desatinos (lêros ta rémata/deliramentum
verba ista) y no les creían" (Lc
24,9-11).
Cristo resucitado junto a María Magdalena
No
obstante la concisión de los relatos lucanos se puede argumentar que en ellos
se incuba la función de María Magdalena como guía femenina según los testimonios de la
literatura gnóstica posterior e incluso con su confirmación en algún escrito
gentil.
Llama
la atención, sin embargo, que cuando Pablo de Tarso en la primavera del año 55
escribe sobre las apariciones de Cristo resucitado no haga referencia a testigos
mujeres. Escribe a los cristianos de Corinto: "Porque os transmití, en
primer lugar, lo que a mi Vez recibí: que Cristo... fue sepultado y que
resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a
los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los
cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a
Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como un
abortivo" (1 Cor. 15, 3-8). No
se refiere Pablo a apariciones a mujeres, pero sí afirma con palabras
inequívocas que se apareció a Santiago, el hermano de Jesús. En este momento
podemos leer varios escritos gnósticos directos que constituyen una colección de textos jacobitas gracias a la exhumación y publicación de los textos de la Biblioteca de Nag Hammadi: La Carta esotérica de Santiago y dos Apocalipsis de Santiago. El Evangelio
de Tomás confirma igualmente la autoridad religiosa de Santiago, al transmitir como
doctrina secreta en su sentencia 12: "Los
discípulos dijeron a Jesús: Sabemos que tú nos dejarás ¿Quién es el que será
grande sobre nosotros? Jesús les dijo: Dondequiera hayáis ido, os dirigiréis a
Santiago el Justo". Santiago, una de las columnas de la Iglesia, ya
por el año 52, según lo declara Pablo en la Epístola a los Gálatas. Pero
también en Santiago se sustenta la tradición gnóstica de raíz naasena
-adoradores de la Serpiente-, como eslabón judeocristiano de una de las
ramificaciones del esoterismo judío, seguido por María Magdalena. Así informa
Hipólito de Roma en su extracto sobre los gnósticos naasenos: "Estos son
los puntos capitales de muchas
enseñanzas que Santiago, el hermano del Señor, dicen que transmitió a Mariamne..." "...y el primer obispo de la Iglesia de Jerusalén,
martirizado en el 62, ocho años antes de la destrucción del segundo Templo, como informa Josefo"
(Refutación de todas la herejías V, 7,1).
Icono de la Crucifixión - A un lado de la Santa Cruz, las Tres Marías.
ENTRE
LOS HOMBRES
Jesús dijo: Mirad, yo la impulsaré para hacerla varón, a fin de que llegue a
ser también un espíritu viviente semejante a vosotros los varones; porque cualquier
mujer que se haga varón, entrará en el Reino de los cielos" (114). La comprensión
de la sentencia citada se completa con las 21 y 22 introducidas por María Magdalena: "Dijo María a Jesús:
¿A quién se parecen tus discípulos? El dijo: Son semejantes a unos niños
pequeños, instalados en un campo que no es suyo, cuando vengan los dueños del
campo dirán: Dejadnos nuestro campo”. Ellos se desnudan en su presencia para dejárselo y devolverles
su campo" (...) "Jesús vio a unos pequeños que mamaban. Dijo a sus
discípulos: Estos pequeños que maman son semejantes a los que entran en el Reino.
Le dijeron: Entonces, ¿haciéndonos pequeños entraremos en el Reino? Jesús les
dijo: Cuando hagáis de los dos uno y hagáis lo de dentro como lo de fuera y lo de
fuera como lo de dentro y lo de arriba como lo de debajo de modo que hagáis lo
masculino y lo femenino en uno solo, a fin de que lo masculino no sea masculino
ni lo femenino sea femenino ... entonces entraréis [en el Reino]".
El
primer momento de superación consiste en la extinción del deseo generativo que
mantiene el fluir de la vida biológica gracias al apetito natural, sostenido
por el deseo sólo femenino, con sede en la matriz, que se encauza a "tener
un hijo". El varón carece de este deseo connaturalmente femenino, por eso
la referencia a "hacerla varón". Después se insiste en hacerse
"como niños", libres de deseo generador y, finalmente, llega el
remate unificador del andrógino. Con él hay retorno al d "macho-hembra",
reintegración unitaria superior a la
dualidad del "varón/mujer", previa a la separación Adán-Eva -el
Hombre Celestial o de lo Alto- que incluye sin d separación a la colectividad
de las e personas espirituales.
PALABRAS
DE MARIA
Absorbiendo
la doble línea de la curación o
liberación de los "siete demonios"
que toma a la Magdalena digna de la ogdóada (nombre del conjunto de ocho deidades primordiales,
también llamadas "las almas de
Thot", que constituían una entidad
indisoluble y actuaban juntas, según la mitología el egipcia) y la noética
(todo lo que tiene que ver con el pensamiento,
especialmente, el objetivo e inteligible)
dentro de la tradición jacobita, el Evangelio de María, confirma el mensaje gnóstico de liberación de la autora y hace presente que
esta característica espiritual la distingue de la dimensión psíquica masculina
de los "doce".
El diálogo del texto, ofrece la constatación: "Pero los discípulos estaban afligidos y muy tristes, al decir: '¿Cómo iremos a los gentiles y anunciaremos el evangelio del reino del Hijo del Hombre? Si no han tenido compasión de él, ¿cómo la tendrán de nosotros?', Entonces María se levantó, los abrazó a todos y dijo a sus hermanos: 'No os lamentéis ni aflijáis y tampoco dudéis, pues su gracia estará entera con vosotros y os defenderá, .. Pedro dijo a María: 'Hermana, sabemos que el Salvador te amó más que a todas las otras mujeres. Dinos las palabras del Salvador que recuerdes, que tú conoces y nosotros no y que ni siquiera las hemos escuchado". Este recuerdo aquí registrado sobre la repetición de las palabras del Señor, es uno de los usos más antiguos de la primera generación cristiana en la celebración de la comida comunitaria -"fracción del pan" y "acción de gracias" (eucaristía)- y su reflejo escrito se conserva en la serie de dichos del Documento Q y el Evangelio de Tomás. Un estilo de redacción que es anterior al de los cuatro Evangelios. Las palabras de Jesús transmitidas por María son sobre la primacía del intelecto y el viaje de ascenso del alma que la despoja del dominio de los siete poderes hasta alcanzar el reposo. Concluido el recuerdo, María queda silenciosa, "puesto que el Salvador había hablado hasta aquí con ella". Pero entonces Andrés y después su hermano Pedro arremeten contra ella, hasta hacerla llorar. Leví amonesta a Pedro por su "arrebatamiento", y agrega: "Ahora veo que estás disputando contra la mujer como los adversarios. Pero si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Seguramente el Salvador la conoció muy bien. Por esta razón la amó más que a nosotros. Más bien deberíamos estar avergonzados y revestir el Hombre Perfecto ... y anunciar el Evangelio sin establecer un mandamiento diferente ni otra ley más allá de lo dicho por el Salvador" (14,10-18,25).
El
lazo estrecho con lo referido sobre la Magdalena por el Evangelio de Lucas y su
inserción en el cristianismo gnóstico-jacobita queda bien marcado en las palabras
escritas por María, pero asimismo las referencias a los conflictos anteriores entre
círculos de creyentes masculinos y femeninos, hasta erradicar a estos últimos.
Las Tres Marías en la Resurrección de JesuCristo
EL
EVANGELIO DE FELIPE
Otros
manuscritos gnósticos más recientes acentúan la proximidad de Jesús con la
Magdalena, poniendo la exégesis gnóstica espiritual a su servicio. Esto es lo que ocurre
con el valentiniano Evangelio de Felipe, que dice: "El
hombre [recibe alimento] a través de la promesa del lugar superior [...] por la
boca. Y si la palabra hubiera salido de allí.se nutriría por la boca y se haría
perfecto. Pues los perfectos conciben mediante un beso, y engendran
(igualmente). Por eso nos besamos unos a otros, recibiendo la concepción por la
gracia mutua que hay entre nosotros. Tres (mujeres) caminaban siempre con el
Señor: María, su madre; la hermana de ésta; y Magdalena, que es denominada 'su
compañera'. Pues María es su hermana, y su madre; y es su compañera"
(58, 30- 59, 10). En estos párrafos están las claves hermenéuticas
gnóstico-valentinianas para poder interpretar correctamente lo que unos folios más
adelante se registra en la misma fuente y que Dan Brown ha hecho
arbitrariamente famosos en el Código Da Vinci: "La sabiduría denominada 'estéril' es la madre [de los] ángeles. Y
la compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que
a todos los discípulos, y la besaba frecuentemente en la [boca]. Los demás
[discípulos] para preguntar [se acercaron a ella]. Dijeron al Salvador: '¿Por
qué la amas más que a todos nosotros]" El respondió y les dijo: '¿ Por qué
no os amo a vosotros como a ella?'. Un ciego y un vidente, estando ambos a os-
curas, no se diferencian entre sí. Cuando llega la luz, entonces el vidente
verá la luz y el que es ciego permanecerá a oscuras. El Señor dijo:
'Bienaventurado el que es antes de llegar a ser, pues el que es, ha sido y
será'. La supremacía del hombre no es manifiesta, si- no que yace en lo
oculto" (63. 31- 64.15). María, personalmente liberada, ve su
interioridad luminosa permanente que participa de la naturaleza de lo oculto.
El resto de los discípulos no está abierto a esa perfección. Porque el Espíritu
circula libremente entre el Maestro -rabbuní: "Maestro mío" le hace decir
Jn 20,16 ante el Jesús redivivo-, el
Salvador la besa a menudo, fluidamente, sin impedimento de tipo psicofísico, en
la boca. Posteriormente el rol central de María Magdalena se reitera y fortalece
en el medio egipcio alejandrino en originales gnósticos tan significativos como
la Péstis Sophía y especialmente en un preciado manuscrito del Códice de Bruce,
el Libro del gran discurso iniciático, el que menciona la Pístis Sophía bajo el título de Los dos libros de Ieu. En este escrito se comprueba que el círculo
femenino ha escalado una posición numérica que supera a la de los varones y que
el sustantivo genérico "discípulo" incluye indistintamente a
discípulos y discípulas. Literalmente: "Jesús dijo a sus discípulos que
estaban reunidos con él, los doce discípulos y las discípulas: Rodeádme, mis
doce discípulos y discípulas, para que os hable de los grandes misterios del Tesoro
de la Luz, éstos que nadie conoce, que están en el Dios invisible" (7,99
[54], 7-10).
En
realidad este escrito denunciaba a sus espaldas una trayectoria que siglos
antes habían marcado dos textos también encontrados en la Biblioteca de Nag Hammadi y que se
refieren a "las siete mujeres" que después de la Resurrección seguían
la enseñanza de Jesús, la Sabiduría de Jesús, que dice: "Después que se levantó de entre los muertos, sus doce discípulos
y siete mujeres seguían su enseñanza" (90, 1-5). El otro escrito, el Primer Apocalipsis de Santiago, era
menos avaro en la información, pues facilitaba cuatro nombres del grupo: Salomé,
la Magdalena, Marta y Arsinoe. Afortunadamente, más recientemente, el Códice
Tchacos (2007) que también contiene El evangelio de Judas, conserva el mismo
escrito con el título de Santiago, el que abiertamente, registra y completa: al
grupo: "Salomé y María y Marta y Arsinoe ... Sapfira, Susana y
Juana". Siempre con constancia aparece en el conjunto la Magdalena, la primera
que en contacto directo con Jesús experimentó la liberación de los siete
arcontes cósmicos, o su contracara, la vivificación de los siete dones del Espíritu
Santo.
Modelo
femenino cristiano completo y difundido, cuando el filósofo platónico Celso en
tomo al 170 escribe su sarcástica diatriba contra los cristianos que lleva el
título de La doctrina verdadera, al
referirse al dogma cristiano de la Resurrección de Jesús, el escritor
eclesiástico Orígenes en su Contra Celso,
lo refuta con estas palabras: "Luego, ya que se ha dicho, tomándolo del
Evangelio, que Jesús, resucitado de entre los muertos, mostró las señales de su
suplicio y las manos taladradas, pregunta así Celso: '¿Y quién lo vio?'. Ya
renglón seguido, calumniando a María Magdalena, de la que se escribe haberlo
visto, contesta: "¡Una mujer exaltada (pároistros),
como vosotros decís! Mas como no sólo se escribe haber visto ella a Jesús
resucitado, sino también otros, asimismo trata de insultar a éstos diciendo: 'O
algún otro de la misma banda de hechiceros" (Orígenes, Contra Celso, Il,
59). Celso podía confundir las noticias cristianas, pero no se equivocaba al
distinguir la conducta exaltada (pároistros)
de la histérica (de hystéra/matriz).
Imágen de la pelicula "La Pasión de Cristo" del director Mel Gibson. En la secuencia, María Magdalena junto a Jesús
La actriz Monica Belluci en su papel de María Magdalena en la pelicula "La Pasión de Cristo"
CONTEXTO
LA MUJER DE LOS SIETE DEMONIOS
Los
Evangelios canónicos – los de Marcos, Mateo, Lucas y Juan-, que se cuentan
entre los documentos más antiguos del cristianismo, enseñan que María Magdalena
es una de las seguidoras constantes de Jesús junto con otras mujeres que lo
acompañaban.
Su
presencia adquiere importancia particular entre las otras figuras femeninas
durante la escena de la crucifixión del Nazareno en el Gólgota, en la
preocupación que angustia al grupo por dar una digna sepultura al cadáver del
Jesús crucificado y en las diversas descripciones de la Resurrección, en las
que la magdalena rivaliza con ventaja sobre el apóstol Pedro.
Sobre
sus orígenes, salvo la indicación de la aldea de la que provenía, no se habla,
pero sí se dice que antes de ser discípula del Maestro, María Magdalena había
recibido una especie de curación del Señor por la que “habían salido de ella
siete demonios”.
Pese
a su indiscutible relieve en las secciones finales de los cuatro textos
evangélicos, hay mucho más silencio sobre ella que noticias.
Esto
dio pie a la tradición cristiana ortodoxa posterior para confundir con
mentalidad complaciente su identidad con la “pecadora pública” que lava los
pies del Señor en la casa del fariseo en la narración que aparece en el
Evangelio de Lucas 7,37-50.
La
interpretación simplificadora de personajes no tuvo éxito entre los primeros
Padres y escritores eclesiásticos, pero la unificación concorditas se consolidó
con San Agustín y fue seguida en sus homilías por el Papa Gregorio Magno (s.
VI).
Con
esto, María Magdalena llegó a ser una misma persona con la “prostituta
arrepentida”, cuya leyenda enriqueció y transmitió con detalles la piedad
cristiana medieval hasta nuestros días e inspiró obras de arte inmortales del
Renacimiento y posteriores. El Evangelio de Felipe acentúa la proximidad de
Jesús con la magdalena, poniendo la exégesis gnóstica espiritual a su servicio.
Pero
la cultura cristiana es frondosa en escrituras e ideas y éstas han abierto
otros caminos por los que pueden transitar tanto la investigación como las
fantasías más pintorescas.
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