sábado, 24 de octubre de 2009

Los otomies un pueblo olvidado


LOS OTOMIES UN PUEBLO OLVIDADO


Los otomíes juegan un papel muy importante, mucho mayor de lo que se cree, en la prehistoria y la historia del México antiguo. Una mirada atenta al pasado de esta cultura revalora la influencia de este grupo y su contribución al desarrollo de la lengua plural del centro del país en la influencia de los antiguos habitantes de esa región del altiplano central.

Los que buscan entender el papel de los habitantes del otomí en el centro de México encuentran grandes obstáculos desde los historiadores y un cumulo de juicios negativos desde los estudios novohispanos hasta estudios recientes que exageran las contribuciones nahuas a expensas de otros grupos de lenguas diferentes a la nahua. Lo que vemos de esta concepción es que los otomíes no podían participar activamente en la vida de los demás pueblos, siendo así los grandes marginados. Pero si atendemos un poco más de cerca esta cultura nos encontraremos con una mirada mas compleja. Los otomíes tienen una raíz muy profunda en esta región del centro, por lo que participan de una manera más profunda en el desarrollo de las culturas de Mesoamérica, desde el surgimiento de las primeras poblaciones hasta nuestros días.

La Nación Otomi han sido grandes marginados de la historia americana


Acostumbrados a ver los grupos indígenas como independientes con identidades y cultura independientes y perfectamente bien definidas, sin tomar en cuenta que la lengua, la cultura y la etnicidad, se relacionan y tienen independencia. Si se reflexiona se vera que la lengua es solo un aspecto de un mosaico cultural.

La lengua es una variedad en el habla, inteligible internamente y de baja inteligibilidad en lo externo, así mismo las lenguas se subdividen en dialectos, inteligibles entre sí, pero con diferentes pronunciaciones, en su vocabulario y aún en su gramática. Si bien es cierto que las lenguas son importantes aspectos de una cultura, también hay otros rasgos culturales y de gran peso.

Escenas de una procesión religiosa de los otomies


La cultura de un grupo humano puede definirse por sus ideas, sus valores y su manera de comportarse, adaptándose por las regiones geográficas, sistemas políticos y sociales, así el concepto de una etnia aclara una comunidad de una lengua, afinidades biológicas, económicas, biológicas, sociales y de cualquier combinación de estos mismos aspectos. Los otomíes desde tiempos remotos han habitado en diversos entornos geográficos entremezclados con diferentes grupos de habla de otras lenguas, por lo que es difícil definir como cultura propia. Actualmente se ha tratado de unificar esta cultura en base sus hablas semejantes, tratando de fomentar y preservar esta importante etnia.

Se ha visualizado el idioma otomí en cuatro hablas: 1) El otomí occidental, hablado desde el valle de Toluca hasta la sierra Gorda, pasando por el valle del Mezquital. 2) El otomí oriental, hablado en la sierra Madre. 3) El otomí de Tilapa, hablado en un poblado al sureste de la ciudad de Toluca. 4) El otomí de Ixtenco, hablado en la falta del volcán la Malinche. Es interesante mencionar que el otomí es una de las lenguas más antiguas de México.




Escenas de una fiesta del pueblo otomi


Actualmente es el más numeroso grupo que habita en la región noreste del Estado de México, el centro del Estado de Hidalgo y algunos grupos dispersos en los Estados de Guanajuato, Veracruz, Querétaro, Michoacán, Puebla, Morelos y Tlaxcala.

El cultivo más importante entre los otomíes es el maguey, pero también producen maíz, frijol, nopal y chile, que constituyen la base de su alimentación. La escasa actividad agrícola y la carencia de industrias en la zona otomí, ha provocado que los varones emigren hacia otros estados como son, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí. La ganadería es una actividad secundaria pero suelen tener, sobretodo en las zonas montañosas sus ovejas, cabras y cerdos.

Utilizan utensilios, ollas y trastos de barro, cucharas bancos y cajones de madera. Duermen sobre petates o camas de tabla. La unidad básica social es la familia, de la cual tienen gran estima y constituye uno de los valores más altos en sus usos y costumbres.


Centro Ceremonial Otomi - Celebración de la Primavera


Las comunidades otomíes presentan una organización política basada en la Constitución Mexicana, en las leyes estatales y municipales, actualmente los representantes de algunos municipios y delegaciones son en su mayoría otomíes, aunque también predomina una organización a nivel etnia de poderes de un Jefe supremo y delegados en las diferentes regiones, quienes unidos tratan de llevar a cabo la inculturación otomí, perdida o casi perdida en algunas zonas, restableciendo en ellas sus usos y costumbres.

La mayoría de los otomíes practican la religión católica, aunque hay otras religiones protestantes que se han infiltrado. Las festividades se realizan a través de varios ceremoniales y ritos de algunos santos católicos que identifican a las comunidades indígenas. Estas festividades están realizadas a través de las mayordomías, en donde todos los habitantes participan en cierta forma y distintas fechas. La penetración de religiones no católicas ha influido en la fractura de las relaciones en las poblaciones otomíes, la disputa entre los distintos credos, se refleja en las celebraciones y fiestas tradicionales. Los hijos de padres no católicos, por ejemplo, tienen prohibido rendir homenaje a la bandera nacional o cantar el himno nacional, siendo obligatorio en la educación básica, kínder, primaria y secundaria, logrando con esto la ruptura o desintegración de las familias, sociedad y usos y costumbres.

Forero (1994) señala que una de las características de la religión católica, es que sus prácticas cumplen con una función de cohesión social no como una parte de una organización religiosa, sino sociocultural, política y económica de las comunidades. La integración es una de las formas de mantener, conservar y confirmar la identidad, que se da en tres procesos continuos, mediante la conservación del grupo a través del tiempo, el reconocimiento de la diferencia ante los otros, y la identificación de los individuos de su grupo.

Las particularidades de los otomíes del Estado de México, se reflejan a través de las fiestas, las relaciones territoriales, la pertenencia a la comunidad, el culto a los santos, a los cerros, a la naturaleza y a los cuatro puntos cardinales, siendo esta una semejanza con el rito bizantino y por la cual ha sido muy bien aceptado por este grupo.

Así como hay un santo para el municipio, cada comunidad tiene su propio santo y su oratorio. Los santos de los oratorios asumen el compromiso social a partir de un compadrazgo, un padrino (parentesco ritual). Los santos y lo oratorios adquieren un rasgo de consanguinidad interpersonal e interfamiliar, siendo parte importante dentro de la organización de los otomíes, conservando los rituales de los santos e imágenes religiosas como en el caso de Temoaya, en donde la festividad de Santiago Apóstol (25 de Julio) tiene gran trascendencia en la región otomí, en ella convive tanto la población otomí como la mazahua, con la no indígena y mestiza. Esta festividad se lleva a cabo del 24 de julio al 5 de agosto con procesiones de los barrios organizadas por, los fiscales respectivos y encabezadas con el Santo Patrón del barrio hacia el templo de Temoaya. La fiesta dura 12 días y se celebran misas en cada día a cargo de las comunidades o barrios participantes.

En las fiestas se observan diferentes aspectos de la cultura otomí, como la lengua, el vestido, la organización y la participación de los propios otomíes.

Los rituales de estos pueblos otomíes están constituidos en un terreno de simbolismo cósmico, orientado y dividido en tres niveles: cielo (jitsi), tierra (joi), y el mundo de abajo (mui joi) en donde los vivos y los muertos disputan. Con la llegada de los españoles la religión otomí seguía viva, y hasta la fecha algunas de esas creencias siguen en pié, y donde de una manera muy sencilla se puede inculturar el cristianismo aprovechando estas creencias que en nada se contraponen con las enseñanzas del Señor Jesús, y de la tradición primitiva de la Iglesia orotodoxa. Siendo una de estas creencias la de los difuntos que visitan a sus familiares vivos.

Así coincidiendo con la festividad de los fieles difuntos (2 de noviembre), los otomíes están obligados a colocar una ofrenda a los familiares que han fallecidos. Esta festividad empieza entre los otomíes el 31 de octubre, siendo el día de los niños no bautizados (los limbos) y los que murieron en un accidente. El uno de noviembre a los niños que fueron bautizados y a los adultos. La noche del 1 al 2 se celebra el rito de la velación, los familiares acuden a los cementerios donde llevan parte de la ofrenda y las ceras, que encienden y velan toda la noche o muy entrada la madrugada. El día 2 la visita y despedida en los cementerios, con la celebración de la Divina Liturgia y el rezo de responsos por los difuntos.

Mons. ++Serafín
Obispo de Toluca (México) - Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava

1 comentario:

  1. Wow... sorprendente.. es más
    porque a lado de mi casa esta la región Otomí-tepehua
    gracias por compartir esto :)

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